La lectura de la edición de 2020 de la Guía Scrum, más breve que su anterior edición de 2017, lo deja muy claro: en pocas palabras, Scrum es un marco de trabajo (no es una metodología, ni un proceso, ni una técnica…) en el que tenemos a un Scrum Master que se preocupa de promover un entorno en el que se trabaje siguiendo una secuencia, una cadencia, repetitiva y previsible, que consiste en:

• Un Product Owner que ordena el trabajo necesario para abordar un problema complejo (ya sea un proyecto software o cualquier otra cosa) en ítems que conforman el Product Backlog.
• Un Equipo de Scrum que convierte una selección de esos ítems -que constituirán el Sprint Backlog- en un Incremento de Valor, potencialmente entregable (releaseable), dentro de los límites temporales de un Sprint. 
• Un evento para la revisión del Sprint en el que el Equipo de Scrum y cualquier interesado inspeccionan los resultados obtenidos y ajustan la forma de trabajar para el siguiente Sprint.

El Equipo de Scrum se articula alrededor de un puñado de valores que buscan sacar el máximo partido a esa secuencia, que no es otra cosa que un ciclo de aprendizaje continuo en busca de la mejora continua en términos del valor que somos capaces de entregar.

Esos valores se resumen en el respeto mútuo de un grupo (pequeño, de no más de diez) profesionales capaces e independientes, comprometidos con las metas que se establecen en conjunto, que se desempeñan en un entorno característicamente abierto. Estas personas dan muestras de un coraje ejemplar para hacer lo que sea necesario para alcanzar esas metas, manteniendo el foco durante toda la duración de cada Sprint.

Y tú ¿Qué sabor de Scrum utilizas? ¿Has medido el impacto que ha tenido en tu empresa el uso de este tipo de marcos de trabajo? ¿Lo usas fuera del ámbito del desarrollo software? ¿Necesitas ayuda en su adopción? ¿Quieres compartir tu caso?