Antonio Fumero
I+D. Todo se puede solucionar con una cerveza fría.
¿Quo Vadis Gaia-X?
Este proyecto, que ha adoptado el nombre de la deidad griega primigenia surgida del caos, lo encontramos asociado a la visión de un ecosistema de datos (y servicios) capaz de integrar los valores de transparencia y confianza sobre los que se apoya la estrategia europea para la transformación digital.
Gaia - X
Proyecto europeo que pretende ser una alternativa a los servicios de computación en la nube, una plataforma que permitirá a muchos proveedores ofrecer servicios de computación en la nube siempre que cumplan unos estándares europeos de calidad y funcionamiento. Gaia-X surge como un ambicioso proyecto, oportuno y necesario, para crear una infraestructura de datos europea eficiente, segura y soberana de carácter público-privado.
¿Te suena?
Hace pocos días se celebró el primer taller del “grupo de trabajo” de Industria 4.0 dentro del Hub Español de Gaia-X. Dentro de la habitual superchería institucional, siempre folclórica, de este tipo de eventos, no podía evitar reconocer viejos demonios del pasado y muchísimos lugares comunes de otras iniciativas con vocación de consenso y comunidad que chocaron con la realidad empresarial cortoplacista y oportunista que nos caracteriza.
Federación, comunidad, colaboración, estándares, seguridad, confianza, identidad, soberanía, portabilidad, interoperabilidad o gobernanza eran los términos más utilizados por una larga lista de ponentes institucionales, que de nuevo se repetían en las intervenciones, en su mayoría presenciales, de los asistentes.
Llamaba la atención el altísimo grado de desconocimiento mutuo que mostraban diferentes actores de ámbitos diversos que aspiran (en teoría) a fajarse, codo con codo, en una construcción colosal que se apoya, necesariamente, sobre una sólida visión de un ecosistema descentralizado constituido por una federación de espacios de datos y servicios que son capaces de interactuar sobre un modelo arquitectónico de referencia.
Se puso de manifiesto el convencimiento de que tenemos las piezas tecnológicas sobre la mesa, “desarrolladas al 80% o 90%” y con importantes carencias en términos, sobre todo, de confianza e interoperabilidad. Ante la incertidumbre para estimar qué significa eso a nivel de negocio, se imponían ciertas voces que proponían una aproximación pragmática, bottom-up, basada en casos de uso compartidos.
El foro, que se suponía dedicado a Industria, con el atributo numérico de versión que toca ahora (4.0), realmente servía para sacar a la luz y poner en común las incertidumbres y carencias, enormes, que existen alrededor del futuro de Gaia-X en términos generales.
Desde que se presentó públicamente este proyecto por primera vez, en Digital Summit Dortmund 2019, (casi) todo han sido especulaciones sobre su naturaleza e incluso su objetivo: incluso se hablaba de una futura infraestructura de nube pública europea para competir con los actores globales, que hoy conocemos en la categoría de ‘hyperscalers’, AWS, Azure, GCP y Alibaba fundamentalmente. Totalmente ridículo, en su planteamiento y en cualquiera de sus argumentaciones.
Lo que me parece relevante, a la vista de aquel supuesto “grupo de trabajo” del que hablaba más arriba, es el hecho de que, después de unos pocos años y un buen número de publicaciones, incluso las personas involucradas en su desarrollo siguen dando lugar al equívoco cuando hablan de lo que es o lo que podría llegar a ser Gaia-X.
Si le echamos un vistazo a las publicaciones originarias, nos encontramos un documento de “Visión y Estrategia” donde podemos leer lo siguiente bajo el epígrafe “¿Qué es Gaia-X?”: “Gaia-X is an initiative to develop an open software layer of control, governance, and the implementation of a common set of policies and rules to be applied to any existing cloud/edge technology stack to obtain transparency, sovereignty and interoperability across data and services.”
En términos de visión y en el mismo documento, eso se formula de esta manera: “We envision a strong, inclusive cloud backbone in Europe to promote a thriving digital economy with open innovation”. Es posible que tal aseveración sea lo que llevara a pensar que se pretendía fraguar un futuro ‘hyperscaler’ marca Europa.
Esta confusión debería diluirse por completo si continuamos leyendo y entendemos lo que esta gente ha formulado como misión: “Together we create an open, transparent, and secure federated digital ecosystem, where data and services respond to common rules and can be freely and securely built, collated, and shared.”
Resumiendo mucho, lo que se desprende de esa visión es la voluntad de construir piezas de software, de código abierto, que nos permita poner los valores europeos para una sociedad digital viable encima de cualquier pila tecnológica que sea capaz de soportar la interoperabilidad y portabilidad de servicios y datos garantizando cierto grado irrenunciable de soberanía, seguridad y confianza.
Evidentemente, ante semejante desideratum, es inevitable que se abran debates muy cercanos al de la soberanía digital del viejo continente y su capacidad innovadora o para la atracción y el desarrollo del talento emprendedor. También es cierto que, según ha ido “permeando” todo ese ideario hasta llegar a empaparlo todo y mezclarse con el barro de la trinchera en la que los profesionales “hacen”, hemos ido viendo cómo se sustancia la implementación de algunas de las piezas necesarias para montar este colosal puzzle; pero también hemos comprobado las numerosas incongruencias en su concepción.
Mientras estudiamos y difundimos continuamente casos de estudio y lecciones aprendidas sobre diferentes ecosistemas de innovación abierta, contrastando su proverbial “agilidad” y su naturaleza sistémica, nos empeñamos en lanzar iniciativas como esta, que siguen apoyándose en una concepción ‘top-down’, de corte muy institucional, que continúa enarbolando, de una manera manifiestamente torpe, los valores y lugares comunes generalmente asociados a esos ecosistemas, es decir el sentido de comunidad, la filosofía lean/agile, la apertura, la colaboración como principio, etc.
Malos augurios que no necesariamente deben llevarnos al abismo. El solo hecho de sentar a la misma mesa a una variedad de actores empresariales e institucionales capaces de compartir sus experiencias, sus capacidades y sus expectativas al respecto de la construcción compartida de un futuro común es positivo.
El hecho de que se haya puesto de manifiesto el entendimiento entre los promotores de Gaia-X y las iniciativas potencialmente relacionadas con la conformación de los futuros “espacios de datos”, como son IDSA (International Data Spaces Association), BDVA (Big Data Value Association) o FIWARE (que se iniciaba como ‘Future Internet PPP Core Platform’ dentro del FP7), es también una buena noticia: tendremos que ver si ese entendimiento va más allá de la nota de prensa.
e-Fumérides
Es posible que de estos grupos de trabajo aparentemente fallidos -y nacidos muchos de ellos al calor de las ayudas públicas derivadas de los conocidos como “fondos de recuperación”- surjan iniciativas mucho más aterrizadas, con un sentido práctico de realidad y una clara visión orientada a un mercado cada vez más competitivo y que no entiende de fronteras.
Es posible que la granularidad de esos ‘hubs’ o grupos de interés aumente considerablemente, propiciando la existencia de profesionales trabajando a nivel regional o incluso micro sectorial para sacar adelante casos de uso específicos con suficiente interés para congregar una comunidad con capacidad de escalar sobre la tecnología existente.
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